Suben hablando del agua, de que cada vez hay menos. Ambos lo lamentan y recuerdan con nostalgia unas tierras fértiles y verdes que casi no alcanzaron a conocer a causa de su edad... Unos ríos que imponían al imaginar cruzarlos a nado (un puente romano que sorprendía verlo en pie, auténtico romano con un poco de reforma medieval).
A medio camino, observan a un encargado de la limpieza de la ciudad que sostiene una manguera que riega la calle. Mientras se acercan a él le ven mover con decisión la manguera limpiando con un potente chorro de agua. La basura se mueve al son del agua, de aquí a allá. Se ha movido de sitio y se ha mojado, nada más.
Al llegar a su altura, el amigo que había bebido wisky le pregunta al trabajador:
- Disculpe, ese agua ¿es potable?
El profesional, un hombre que sabe mover la manguera por el centro de Córdoba como nadie responde amable:
- Sí, ¿quieres beber un poco?
- No, gracias. Sólo echo de menos cuando salía por los grifos.- le responde una voz triste.
No hay comentarios:
Publicar un comentario