viernes, 25 de enero de 2008

collage de sueños II

Él era fotógrafo, su obsesión por captar la realidad y detener el tiempo era tal que no era nada más que eso, fotógrafo. Aquella mañana el insistente despertador interrumpió su sueño, sonaba cada cinco minutos, incesante, penetrante, desquiciante...En su mente, el agudo sonido del móvil se mezclaba con imágenes inconexas: calles estrechas, arena de desierto, el mar...y ella. Fotografías de su vida o de otras vidas se aglutinaban en su mente rozando la frontera entre la vigilia y el sueño. Estaba despierto, pero su cuerpo parecía no responderle, yacía extenuado, abatido, bodega de amarguras lejanas mezcladas con recientes alcoholes....

¿fotografías de una vida o la vida en una fotografía?

"Mi fotógrafo”, como así le llamaba Laura, intentaba sin éxito abrir la ventana mientras ella se refugiaba en las sábanas que la habían visto amar unas horas antes...Buscaba una respuesta, una conexión con el mundo exterior....Hace memoria, pero no tiene memoria, tan sólo logra recordar un carrete en blanco y negro, diafragma 125, obturador 5,6, disparador automático…y enseguida viene a su mente, como un flash, la imagen congelada de Laura tendida sobre su pecho. Su obsesión por detener el tiempo con su objetivo le había jugado una mala pasada...
Ya no habría más fotografías, no habría más instantes. Aquella cámara Yashica que le había regalado su padre se había convertido en la bala de su muerte.... Había congelado su vida entre las cuatro paredes de su dormitorio....Enciende un cigarrillo y piensa si tal vez no ha vivido siempre en un collage de sueños....

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